27 febrero, 2010

Una artista impresionante


Y antes de dejar este mundo
con el único pecado de la voluntad propia y la inspiración
Juntemos nuestras manos
y recemos por los mas fuertes
por los que sugieren que nuestras almas no son dignas de la tierra que pueblan
Que nuestras manos manchadas de tinta deben ser donadas a su consejo, a sus sabias palabras
Recemos a nuestros dioses
religión politeísta la nuestra
Dioses del impresionismo
Dioses de la abstracción
de la mas pura y expresionista expresión
Dioses poveras
Dioses land art
A todos ellos y a muchos más, pidamos por los vacíos y simples espíritus
de los carnales que desprecian lo que no conocen
los necios que no soportan admitir que nuestra religión
les regala lo único bello que conocerán en su patética existencia.
Dejadles también a ellos disfrutar de vuestro reino...
No recéis por mí...
pues conozco y admito mi destino...
Mi sacrificio será su tormento
me entrego a ellos, a mis dioses a mi paraíso de papel "guarro" y "conté".
Adiós amigos míos...
Nos veremos en el MOMA.



AMÉN

Esta increíble imagen y la poesía que la acompaña son obra de Julia D. Velázquez, la impresionante artista que publica sus obras en el blog llamado Gentetriste. Y mi amiga. Y no os hacéis una idea de lo orgullosa que estoy.

Es una artista integral, que toca todos los palos, pero personalmente creo que su punto fuerte es la fotografía. Todas sus imágenes tienen algo que hablan directamente a las tripas, una fuerza absoluta, emplea un idioma que no deja lugar a dudas, que expresa las emociones más básicas del ser humano. Y si ya se pone a escribir ese tremendo alegato del artista, ese sacrificio enorme en nombre del arte... entonces ya no me queda más que rendirle homenaje, tratar de hacer que su obra se conozca, y sentirme agradecida por poder disfrutar de su arte, y honrada de que me permita disfrutar de su amistad.

Julia, no dejes nunca de crear, por favor. Se te necesita. Gracias por obras como esta. No tengo palabras.

La satisfacción del trabajo bien hecho

Esta semana pasada se presentaba dura. Tanto, que hasta el lunes me puse enferma, sólo de pensar en lo que se me venía encima el miércoles, jueves y viernes. Tenía que ir a currar a El Escorial (en el culo del mundo para mí, 40 min en coche), a dar una charla delante de 25 personas muy importantes. Y lo peor de todo, ya que eso no es que me importara mucho, es que toda la charla que teníamos que darles, lo tenía cogido con alfileres. Poca coordinación, nada de información por parte de mi empresa y, al final, la que da la cara soy yo. Responsable ante esas 25 personas...

La cosa no me gustaba un pelo, pero al final tuve que hacerlo. Y tengo que decir que no fue tan fiero el león como lo pintaban. La parte que peor llevaba de la charla fue terriblemente ligera, nadie preguntó nada. Y después, tan sólo 25 personas mirándome mientras hablo, contándoles una película, intentando que entiendan lo que deben... Mierda, me gusta dar clases. No debo abandonar del todo la idea de ser profesora en un futuro.

Después de dos días y medio, felicitaciones, agradecimientos y palabras de "lo has hecho muy bien". Y mi sonrisa. La satisfacción de un trabajo bien hecho. Ha sido duro, ha sido estresante, jodido, pero ha salido bien, he cumplido con mi trabajo, y con nota. Y es casi una sensacion nueva en los tres años y medio que llevo currando de esto. Y es buena, me recuerda que estoy haciendo algo bien.

Me siento bien, laboralmente bien.

03 febrero, 2010

Lo que hace un buen guarro

Pues sí, yo lo tengo clarísimo, hay hombres a los que el look guarro les sienta de maravilla. Que si van limpitos y aseados no tienen el más mínimo atractivo, pero es ponerles una capa de mierda encima y se convierten en irresistibles.
Me refiero a gente como Viggo Mortensen, por ejemplo. Cuando sale de guapito en películas, es lamentable. Pero es meterle en el Señor o en la nueva que acaba de estrenar, The Road, y ya la cosa cambia una barbaridad.
Yo siempre diré que mi escena erótico-festiva favorita del Señor es esa en la que Aragorn entra abriendo las puertas dobles enormes del Abismo de Helm hasta donde está Théoden, rey de Rohan. Tiene de todo, testosterona a rabiar y... bueno, vale, sólo tiene testosterona a rabiar, pero me encanta, es lo que hay.
Pues eso, yo desde pequeñita siempre preferí un guarrete que sepa llevar la roña (afortunadamente, en el cine el tema de los olores está controladísimo), que un niño bonito repeinado... Eso sí, como digo, roña deluxe, de la de diseño, nada de maloliente, que con eso sí que no puedo :S.
Estoy vaga, no me apetece escribir mucho, pero tampoco quiero abandonar el blog del todo o caerá en el olvido...