31 diciembre, 2008

Eres muy auténtico

Ayer, viendo por primera vez esta temporada Gran Hermano, expulsaron a un chico con voz y cuerpo de chica (esto fue lo que me enganchó, saber qué clase de experimento genético nuclear había provocado que semejante especímen existiera, y lo que es más fuerte, tuviera novia y se fuera a casar...). Y este ser extraño, al que llamaban Palomares (sí, como donde cayó la bomba, yo creo que algo tiene que ver), soltó esta frase para expresar todo su cariño a uno de sus compañeros de grupo (no sé a cuál, lo único que conozco del programa es que hay una enana inaguantable a la que desollaría viva si pudiera).

Y digo yo... ¿qué coño significa ser auténtico? Es una frase que está muy de moda decir, yo te quiero porque eres auténtico... ¿Pero es que se puede no serlo? Es decir, ¿yo puedo ser no auténtico, mi piel puede ser no piel y mis huesos no huesos? ¿Mis procesos mentales no son auténticos sino generados por ordenador? ¿Estamos en Matrix? ¡¡¡¡OMFG!!!! Y yo sin enterarme...

Estamos en una época en que mola ser único, ser raro, cuánto más friki eres, mejor. Ser auténtico significa tener tus manías, tus rarezas y vivir con ellas. Pero lo que la gente no se da cuenta es que esto es una moda más. Yo ya no soy raro porque me mole ser raro, sino porque está de moda ser raro. He oído a auténticos pijazos de toda la vida la frase de "yo es que soy muy friki"... y se quedan tan panchos. Y piensas tú, que has sido el raro toda la puta vida, hasta donde yo sé, Friki deriva de la peli Freeks, que va de un grupo de gente del circo que eran raros de cojones, que si la mujer barbuda y el forzudo y tal... Y ahora se lo apropia una pijaza del Corte Inglés que lleva la misma ropa y hace las mismas cosas que otro millón de personas, como poco... Y sigues pensando... si esta zorra de diseño es muy friki, ¿yo que soy? ¿Rompo el frikómetro? ¿O es que soy friki precisamente por no querer ser friki?

Porque vamos a ver, si ser friki hoy en día significa ser como esos esperpentos, que paren el carro del frikismo que yo me bajo. Que una tiene sus gustos, más o menos exóticos, no digo que no, pero hay ciertas cosas que no quiero compartir con cierta clase de personas... Y si por gustarme el rol, los comics, la animación, la historia, las batallas, el cine y demás gustos tengo que compartir calificativo con esa parte de la sociedad, lo dicho, ni de coña.

Recuerdo hace unos años, cuando estrenaron la primera parte de la peli del Señor de los Anillos. Cuando yo me lo leí, las miradas de "mira, se está leyendo un libro de fantasía, jejejeje" no eran precisamente amistosas. La gente no leía esas cosas porque eran para críos y para desequilibrados. Y cuando estrenaron la peli, joder, ¡si hasta te daban clases! Que no, que la peli está mal, que no es Arwen sino Glorfindel el que rescata a Frodo... y tú que piensas... ¿qué coño sabrá ese yupi de traje, cobarta y Martinellis acerca de Arwen o Glorfindel? Pues ahí estaban, recomendándote el libro porque era muy bonito... Porque ellos son muy frikis...

Yo reconozco que me gusta lo que me gusta, y me gusta muchísimo, así que siempre me ha importado tres pimientos si la gente me llamaba loca por leer tebeos o por ver los Caballeros del Zodiaco o Campeones como si en ello me fuera la vida. Lo que me jode es la hipocresía y las modas, algo que, por cierto, también está de moda...

Bueno, a lo que iba, que no sé si yo será muy auténtica, pero cada vez que oigo esa frase sólo puedo pensar que el que la ha soltado es un capullo gigante... y generalmente, un gafapastoide de lo peor U_U.

P.D.: Sí, a veces veo Gran Hermano. De hecho, algunos años me lo he tragado enterito, porque me encanta el cotilleo, y el quién se ha enrollado con quién y ha hecho edredoning, y el qué mala es ésta que se toma todo el colacao y no frega... Todos tenemos nuestros pecados U_U.

30 diciembre, 2008

Navidad

Odio la Navidad, pero aún odio más a todos aquellos que dicen que odian la Navidad, que la llaman Feliz Falsedad, que se quejan de la hipocresía de estos días, de los falsos que somos todos. Bueno, yo odio la Navidad, pero mataría por un poco de esa falsedad... La gente que tanto se queja de que hay hambre en África, que hay palestinos muriendo bajo la bota semita y americana, los que se quejan de que todo esto sea tan comercial y tan falso... ¿cuánto porcentaje de sus ganancias dedican a luchar por esos temas? ¿Cuántas vacaciones han pasado de voluntarios en el Congo o sencillamente cuántos han dado de comer a un mendigo estas Navidades? Soy capaz de apostar un brazo y no perderlo, ninguno.

Ahora está de moda decir que no te gustan las Navidades, que todo es falso, que el sentimiento de felicidad es forzado, que es un tiempo que potencian los centros comerciales para vender más... Será verdad, no digo que no, pero ¿con qué cara dices eso cuando duermes cada noche bien calentito y con la barriga llena? Yo no colaboro con ONG's porque me parecen un negocio más, no ejerzo voluntariado porque no me gusta y jamás daré una limosna. Pero al menos no me quejo de que la Navidad es una mierda y una falsedad porque hay negritos muriendo en el desierto (¡¡Son personas, joder!! Lo que mueren son personas, no negritos...).

Ahora bien, a mí no me gustan las Navidades. ¿Y por qué? Pensaréis, eso sí que es hipócrita. No, no lo es. A mí no es que no me gusten las Navidades por el hambre en África (también hay hambre en mi cumpleaños y no conozco a nadie que abriendo regalos se acuerde de eso, o tras una opípara comida de celebración, o una boda...). A mí no me gustan las Navidades porque no tengo un solo recuerdo feliz unido a ellas.

No voy a hacer la lista de mis fracasos anímicos por estas fechas, pero jamás he pasado una Navidad tranquila. Sólo pido eso, no pido felicidad, sólo pido dejar la mierda de lado, pero es imposible. Me hacen gracia todos aquellos que dicen que odian la Navidad pero luego quedan en Nochebuena con la familia, siendo un día más, pero puestos de puntita en blanco, siendo una noche más, una noche falsa, pero poniéndose cerdos a langostinos y tortilla de patatas. Perdonad que me ría de vosotros, pero es que sois unos hipócritas.

Tengo 28 años, he vivido 28 Navidades, y jamás he pasado una de ellas sin llorar. Jamás he terminado un año sin haber derramado lágrimas amargas, de desesperación y de odio. Y hoy no ha sido diferente. El 2008 no iba a ser el año en que esto cambiara. Mi familia, apesta, sencillamente. En estos momentos envidio a los huérfanos. Vale, ellos están solos, pero al menos no tienen una familia que les quita el aire, que les asfixia hasta que no pueden más, no tienen alguien que no para de poner la bota en la cabeza, por mi bien, eso sí.

No soporto la Navidad, provoca que en mi familia todos decidan tocarme los cojones. Hoy soy especialmente mala persona, pero desearía que todos estuvieran muertos. O al menos, que yo estuviera muerta. La buena noticia es que sólo quedan 6 días para que este infierno termine, y poder comenzar con el infierno cotidiano de siempre. Ese que es igual que el otro, pero que no tiene fechas señaladas.

Odio la Navidad. Y os odio a todos aquellos que os quejáis hipócritamente. Hijos de puta...

19 diciembre, 2008

Los mil hijos de Duncan Idaho y Siona Atreides

Pues sí, después de leerme un truño como una catedral bajo el nombre de Dune (el "último" libro de la saga, La Batalla de Corrín), he tenido la terrible e irrefrenable necesidad de leerme el origen de todo, lo que es Dune en sí mismo. Y joder, vaya diferencia...
Dune es un libro escrito por Frank Herbert que todo el mundo debería leer. Todos todos todos. El tal Herbert era un fanático de la ecología y la psicología, cosa que demuestra en su novela. Y se nota que es uno de esos libros que los meditas durante toda una vida, a los que das vueltas y vueltas, tratando de que encajen todas las piezas, de que no quede ningún fleco suelto, de que tenga sentido (vamos, todo lo contrario que Harry Popotter). Y la verdad es que lo consiguió.
Dune es un libro compacto, que cuenta una historia completa, conocida desde el principio hasta el fin por el autor, no de esas que surgen según vas escribiendo. Tenía muy claro a dónde quería ir y cómo hacerlo, y eso se nota. Tiene una mitología increíble, unas clases sociales tremendamente estudiadas, un juego de poderes sencillamente fantástico. Todo encaja, todo está pensado, todo funciona. Y la historia que cuenta, bueno, no podía fallar. Buenos contra malos, el bien y el honor contra la maldad y la depravación. Un heroe, un villano y la chica. Estaba claro que tenía que funcionar.
En resúmen, Dune es un libro sencillamente perfecto. De esos que cuando los lees el sabor de boca que te queda es dulce, muy dulce. Y de esos a los que yo recurro cuando he gastado mi tiempo en leer un truño. Por ahora tengo varios talismanes. Uno, el Señor por supuesto. Éste no lo utilizo mucho, porque sé que todo 1 de enero voy a volver a disfrutarlo, así que lo dejo para esas fechas (sí, me leo el Señor de los Anillos una vez al año ¿pasa algo?). Dos, Canción de Hielo y Fuego. Un descubrimiento reciente, pero joder, qué bueno es. Tres, cualquier libro de Mundodisco. No hay nada mejor para olvidar un mal libro que unas cuantas carcajadas con el surrealismo puro y duro. Y cuatro, Dune.
Pero a todo esto, hay que hacer una aclaración muy muy importante. Frank Herbert es un claro ejemplo de genio que se caga en su propia genialidad. Dune le salió redondo, pero luego, por el éxito del libro, siguió escribiendo. No sé si porque él tenía mono o porque la editorial le obligó. Pero sacó 5 libros más de Dune, y es curioso, cada uno es peor que el anterior... Cuando llegas al sexto la historia se ha desdibujado tanto, es todo tan ridículo y patético que sólo tiene en común con Dune la nomenclatura.
Pero es que ahí no queda la cosa. Luego su hijo, como el hijo de Tolkien, decidió subirse al carro del éxito de su padre y dedicarse a escribir las precuelas de Dune. Comenzó con una trilogía en la que se contaba la historia del padre del protagonista de Dune. Esa no estaba del todo mal. No es que fuera buena, pero se dejaba leer, sobre todo porque el hijo de Herbert se unió a un escritor decente para que le hiciera el trabajo sucio.
Lo malo vino después, cuando decidió que quería seguir viviendo a la sopa boba y se puso a escribir todo lo que pasó antes, milenios antes... Y dios, ahí la caga pero cantidad. Lleva ya una trilogía entera, y el primer libro de la segunda. Y apesta, literalmente. Es una traición a la memoria de su padre (de la que no se le puede culpar, porque como ya he dicho, su padre se traicionó a sí mismo primero...). El último libro, la Batalla de Corrín es aburrido, absurdo, las cosas que pasan no tienen sentido... Vamos, que es como Harry Popotter... Se ha perdido precisamente lo que hace de Dune un libro excepcional, la coherencia, el saber lo que quieres contar desde el principio, la unidad... En fin, es un puto desastre...
Así que para resarcirme del tiempo perdido en leer ese bodrio de más de 600 páginas, he vuelto a los orígenes. A Dune, a Paul Muad'-Dib, a Chani, a Santa Alia del Cuchillo y su madre, Dama Jessica. Y sobre todo, a Duncan Idaho, el puto mejor personaje de toda la saga. El maestro de armas de Ginaz, el ghola adiestrado para traicionar, el mil veces nacido, el único hombre capaz de engendrar mil hijos con una sola mujer. La presciencia, los hacedores, Shai-Hulud, el barón Harkonnen y la semuta. El baliset y los mentat corruptos. Dios, cómo me gusta Dune...

17 diciembre, 2008

¬¬

A ver, so gañán... Si llevo el iPod a tope, tanto que eres capaz de escuchar con toda claridad mi música, si llevo un libro en la mano y, casualmente, voy leyendo en él; y además, tengo cara de pocos amigos... ¿qué te hace pensar que quiero hacerte caso? ¿Qué terrible conjunción astral te ha guiado a dirigirme la palabra? Y lo que es peor, ¿por qué cojones piensas que tengo ganas, tras levantarme a las 7 de la mañana para ir a trabajar, de darte parte de mi dinero mientras tú estás tirado en las escaleras del metro, fumándote un cigarrito tan agusto? No, no te voy a dar un pavo. No, no me das pena. Eres un tío de treinta y tantos, perfectamente sano y fumando, lo que me indica que al coste del tabaco ahora mismo, tampoco pasas muchos problemas. Así que si quieres pasta pégate una ducha de vez en cuando, madruga y aguanta a un jefe gilipollas, como hacemos todos ¬¬.
Y, aviso a navegantes, por si no había quedado claro. Soy una persona muuuuuy rancia, cuando digo que son antisocial es porque lo soy, y el metro me pone de aún peor café. Si te encuentras conmigo, procura no dirigirme la palabra. Llevo la música a tope y un libro del que no levanto la vista, no quiero que el mundo exterior penetre en mi pequeñísimo paraíso aislado. Si lo intentas, atente a las consecuencias ¬¬.

16 diciembre, 2008

Los Clooney's al sol

Pues sí, así estaba yo ayer, con los Clooney's al sol... Y es que desde hace una semana hay algo que me alegra las mañanas de curro, y es un tremendo Clooney de dieciocho metros que los estupendísimos señores del Corté Inglés han colgado de su fachada de Callao. Sí, un Clooney de dieciocho metros, centímetro arriba o abajo. Así que cuando me harto de la trepa de mi compañera, del patético de mi jefe (la gente tiene jefes cabrones, yo lo tengo patético...), o de los pesados funcionarios, salgo a la calle, me enciendo mi purito y doy unas caladas al solecito, contemplando a Clooney... Y el día mejora, fíjate. El día que se lo lleven será el final del mundo, estoy segura. Al menos de mi mundo, a ver qué me va a alegrar las mañanas después de eso... El listón está muy muy alto (dieciocho metros!!!!).

11 diciembre, 2008

Viva la Seguridad Social

Yo siempre he sido una firme defensora de la Sanidad Pública en este país. Por dos motivos:

1.- Lamentablemente conozco muy bien la sanidad pública en mi ciudad, muchas horas de hospitales, varias operaciones (no en carne propia), y muchos ingresos y pruebas. Siempre hemos recibido el mejor trato posible, incluyendo una operación que sólo se realiza por un médico en el mundo y un tratamiento experimental. Debo mucho a la Sanidad Pública.

2.- Lamentablemente conozco muy bien los seguros médicos privados, al menos el de Caser Seguros. Y he de decir que mientras pueda evitarlo, jamás pagaré uno de estos seguros. He visto cómo a un niño se le negaban pruebas necesarias para descartar una leucemia porque la póliza de su padre no cumplía los requisitos de tiempo (es decir, que pagaban, pero no desde hace mucho, así que no es rentable), o cómo a una mujer se le negaba una mastectomía porque, total, tiene 70 años, qué más da que muera de cáncer ahora o dentro de unos años de otra cosa... Lo juro, son casos reales que yo tuve que tramitar con mis manitas y que me hicieron odiarme y amargarme durante la temporada que estuve trabajando en ese nido de ratas.

Con esto no quiero decir que la Sanidad Pública sea el Paraíso, es evidente que funciona mal, está saturada y a veces, deja mucho que desear. Y supongo que habrá algún seguro que no sea repugnante moralmente, aunque esto lo dudo más, no sé por qué. Pero a grandes rasgos, no he tenido queja nunca de la parte médica de la Sanidad, incluyendo un futuro tratamiento hacia mi persona que podría cambiarme la vida y que ha venido por su parte, sin que yo tuviera que suplicar nada. Los médicos de la Seguridad Social desde el médico de cabecera al especialista del hospital, pasando por el especialista de zona se han interesado por mi caso y han comenzado a tratarlo. No hay quejas.

Ahora bien, sí hay quejas respecto a otra cosa. La puta Administración. Da asco, pena y rabia, lo mires en el ámbito que lo mires. La burocracia es una puta mierda, y ahora se me viene a la cabeza, no sé por qué, la peli de "Las Doce Pruebas de Asterix"... Hoy es uno de esos días que cogerías a la Secretaría de departamento y la meterías la cabeza en el WC hasta que dejara de respirar...

Explico mi caso. El día 7 de octubre voy al hospital a consulta. Me manda un chorro pruebas y otra consulta con las pruebas. El día 15 o así pido las citas, y me dan para un mes despues, más o menos. La mitad de las pruebas a mediados de noviembre, y la otra mitad el 1 de diciembre. El 11 de diciembre tengo la consulta para que me den los resultados y veamos tratamiento y demás (aclaro, estoy perfectamente sana, no es nada grave). Pues me llaman el 10 de diciembre a las 14:40 horas diciendo que no tengo consulta y que vaya el 15 de enero, así, sin cita en papel, sin anestesia y sin nada. Pues nada, hoy me presento en el hospital, me dan mi justificante para el médico y me dicen que no me puede atender porque está en quirófano. Ante mi negativa a moverme de allí y al ver que me montaba mi camping oigo murmurar a las de Administración: "es que no la va a atender, que está de conferencias"...

Con dos cojones, o mi médico es la ostia y se prepara una conferencia en menos de 24 horas, o que alguien me explique cómo teniendo una cita dos meses me avisan el día de antes a las 14:40 horas... Aquí hay algo que falla, y no es el médico precisamente. Es la puta auxiliar administrativa que estaría muy ocupada viendo en el youtube vídeos de negros con la polla enorme. Creánme, sé de lo que hablo, por desgracia conozco desde dentro el cuerpo de funcionarios del Estado en diferentes ministerios y sí, es verdad todo lo que se dice de ellos.

Así que, resumiendo, mañana perdida, queja en "atención al paciente" que no va a servir de nada, pollo montado a dos capullas y me he quedado más ancha que larga. Eso sí, hasta el día 15 de enero no tengo los resultados de las pruebas ni mi consulta... Manda cojones U_U

10 diciembre, 2008

Las duchas ajenas

Desde hace bastante tiempo vengo notando en mí una manía bastante interesante. Pero es de esas manías que por mucho que lo intentes, no te puedes quitar de encima... No me puedo duchar en casa ajena.

Vale, puede parecer una cerdada, pero he de decir que si el calor aprieta o son bastantes los días, me acabo duchando. Pero para un fin de semana otoñal o invernal, como que no. Y no sé por qué, pero me da igual.

No me gusta ducharme en casa ajena, no puedo con ello. No es por cuestión de higiene, que una se ducha todos los días... en su casa, claro. Ni por cuestión de confianza, que tampoco me ducho en las casas de mayores confianzas. Sencillamente, no puedo. Necesito mi ducha, mi toalla, mi sillita al lado del baño... Me da muuuuucha pereza incluso utilizar los enormes baños de los hoteles. Como digo, si al final es una elección entre el olor a humanidad o ducharse, me ducho antes de que la sangre llegue al río... Pero me cuesta, horrores.

Es una más de esas múltiples manías que me atenazan, que a veces pienso lo feliz que sería yo sin ellas, pero francamente, no sería yo... Sé que algunos pensarán "qué cerdada!!", pero me da igual. Yo tengo la conciencia muy limpia, sobre todo en mi casa :P. Y además, en un rato me voy a la ducha, así que... Pero si algún día me invitáis un finde a vuestras casas... ahorraos la toalla de baño limpia, porque no pasaré por ahí...

Por cierto, tengo un nuevo gadget en el blog, uno de esos que miden cuán molón eres. Se trata de que los que seguís este blog os hagáis oficialmente seguidores... Lo dejaré una semana, tiempo más que suficiente para que todos lo ignoréis :P.

04 diciembre, 2008

Hágaselo usted mismo... ¡¡y un huevo!!

Estoy harta, pero hartita del sistema Ikea del "hágaselo usted mismo". Pero no os imagináis hasta donde... El otro día entro en la Fnac de Callao y me encuentro con que ya no les puedes preguntar a los muchachos de por allí acerca de un libro. Noooo, te tienes que ir a esa maquinita horrenda y ¡hágalo usted mismo!

Vale, voy a la puta maquinita. No tienen mi libro... Bueno, da igual, querría preguntar si lo van a traer pero me da que la máquina eso no lo sabe... Compro otra cosa, voy a la caja y hay ¡¡2 cajeras!! Vale, era un martes por la mañana, pero ¿2 cajeras? Claaaaaaro, es que han puesto un montón de cajas automáticas para... ¡hágalo usted mismo! Pase sus libros y autocóbrese. Ok, vale, lo hago, pero tendré rebaja en el precio ¿no? Total, se están ahorrando el sueldo de la cajera... Ah, que no, que el precio es el mismo... Pues mira, me voy a ir a la cajera, para que curre ella y no yo, que así la pagan y tal.

Termino de que la amable chica me cobre, bajo a la zona central a que me lo envuelvan y... ¿adivináis? ¡¡Envuélvaselo usted mismo!! Pues mira, va a ser que no, va a ser que os quedáis con vuestros putos libros al precio mínimo garantizado (2 céntimos más baratos), y yo me voy a ir a la Casa del Libro, que por dos céntimos el libro me atienden todas las dudas, me lo cobra una persona de carne y hueso e, incluso, fíjate qué locura, me lo envuelve para regalo.

Estoy harta, pero harta de que nos vendan eso como algo bueno. No señores, ustedes ahorran costes y yo no ahorro trabajo, pagando lo mismo por un servicio notablemente inferior. Pues quédense su precio mínimo garantizado. El martes perdieron un cliente fiel.

03 diciembre, 2008

Un poco de todo

Bueno, poco a poco voy saliendo de mi apatía post-viaje. Es increíble, pero cuanto menos haces, menos quieres hacer. En un mes sólo he recogido mi cuarto de todas las cosas que se han venido conmigo, y ¡¡lo tuve que hacer en tres veces!! Vamos, un desastre total. Me he pasado las tardes comatosa en casa, viendo series a cascoporro (no es coña, han caído las cuatro temporadas de Lost entre otras cosas, del tirón, no menos de 7 capítulos al día).
Pero creo que ya voy volviendo en mí. Al menos ayer por la tarde hice algo que hacía mucho que no practicaba. Hice el cotilla por blogs de completos desconocidos. Y descubrí una joya que me llegó al alma, me encantó e hizo que me leyera del tirón más de la mitad de los post (en el orden correcto :P). El blog se llama "a 20 cm del suelo" y tengo que pedir permiso a su creador para linkarlo desde aquí, porque me fascinó.
La cabecera del blog es un gato, y ya por ahí, me tenía ganada. Pero luego, mientras leía, había post tiernos, cabreados, graciosos, frescos (como las colonias que nos gustan a las mujeres :P)... En fin, que fue un soplo revitalizante.
Pero lo que realmente me conquistó fue un post, uno concreto, cortito y conciso, que luego si puedo enlazaré aquí. En el comentaba que hacía meses que su gato le había dejado, y aún así, le echaba de menos. No pude evitar que una lágrima se me asomara a los ojos. Hace algo más de dos años que murió mi gato, y aún me emociono cuando lo recuerdo, y eso pasa casi a diario. Es sorprendente como puedo ser completamente asocial, no lamentar la muerte de determinados seres humanos, desear la llegada de un holocausto nuclear, pero aún así llorar a lágrima viva por mi gato. Porque mi gato era especial (como el gato de cada cual para su dueño), era mi "chito", el vigilante de mi cuarto, el que montaba guardia cuando estaba durmiendo impidiendo a cualquiera pasar, el que se acurrucaba conmigo cuando sabía que estaba enferma... Han pasado dos años y quiero tener otro gato, pero aún así, ahora, mientras escribo esto, dos lagrimones me corren por las mejillas.
Pero bueno, a lo que íbamos. Que me gustó el blog, me lo leí entero (bueno, casi) y quiero linkarlo para seguirlo habitualmente.
Y ahora, me toca salir de la apatía de una puñetera vez. Odio el invierno, con toda mi alma. Su falta de luz, las lluvias, el frío... sólo me apetece estar en casa, con mi té, mi cachimba y mis series, y así no se puede vivir... al menos eso dicen, porque yo he vivido de puta madre este mes. Pero, eso sí es cierto, 1000 euros de matrícula me hacen plantearme lo de mover el culo a las frías aulas de la universidad, a ver si consigo recuperar el ritmo y no perder el trimestre entero. Ardua tarea.
Voy a empezar por bajar a comprar a la Casa del Libro. Tal vez así me anime y consiga esta tarde ir a la Biblio Nacional a hacerme el carnet, deseo que he tenido durante los 28 años de mi existencia y que ahora, incomprensiblemente, me da pereza hacer... Manda cojones U_U.