Parece que no se habla de otra cosa, pero es mentira. Realmente, no se habla sobre el tema, y eso es lo que acojona. Me explico.
Viernes, 11 de la mañana. No tengo clase ni ganas de madrugar, tengo todo el día para hacer lo que tengo que hacer de clase. Enciendo el portátil, como siempre, y luego la tele. Normal, casos de crímenes en la Sexta que pongo de fondo. Veo en Facebook que ha habido un terremoto en Japón. "Otro más" pienso, y no le doy la más mínima importancia. Pero veo cosas en FB que me ponen sobre alerta, parece que ha sido algo un poco más gordo. Hago zapping en la tele, y nada, misma programación de siempre. "Pues no ha sido gordo", pienso, y sigo a lo mío.
Café y tostadas, un vasito de zumo, y nuevo zapping. Nada. Más crímenes, ahora en Australia, me gusta este nuevo programa. Ana Rosa habla del divorcio del periodista de T5 mientras hago zapping porque no soporto ver a la nietísima anunciar cremas hechas a base de baba de abeja, o algo así. Ninguna cadena cambia la programación, y como mi legítimo no aparece por Gmail, paso de hacer caso al portátil mientras desayuno tranquilamente.
Al final la tostada veo en Facebook que se habla de 8'9 en la escala Richter. ¿¡Cómo!? Y un tsunami de olas de 10 metros... A ver, no puede ser. Nuevo zapping. Nada. Momento pánico. Se pasa, todo está bien en Tokyo. Vale, todo está bien. Ahora a ver qué cojones está pasando. La tele sigue sin decir nada. ¿Qué cojones hago? Google. "Terremoto Japón". Twitter. Facebook. Por fin me entero. La ostia puta. Nuevo zapping. Nada en la tele. No puedo creerlo.
Empiezo a quedarme pegada al portátil. Empiezo a buscar cosas en internet, a seguir la página de NHK y otras. Y sigo haciendo zapping, infructuosamente. Y así se resume mi fin de semana. Enganchada a internet porque la televisión ni se molesta. ¿Para qué?
Recuerdo un 11 de septiembre de 2001. 10 años casi. Yo pasaba mucho tiempo en un hospital por aquel entonces. Y caminando por los pasillos, vi la televisión de las habitaciones abiertas. Y vi un avión chocar contra el WTC. Quedé con unos amigos, en su casa, porque no podía creer lo que estaba pasando. Íbamos saltando de cadena en cadena, viendo lo que más nos interesaba en cada momento, porque TODAS estaban centradas en NY. La programación se paró, todo el mundo informaba.
Recuerdo un 11 de marzo de hace 7 años. Justo 7 años. Recuerdo despertarme, y ver a mi madre pálida en la cocina. Y decirme, "menos mal que has hecho huelga, hija" señalando la tele. Recuerdo ver imágenes durante todo el día, antes y después de ir a Callao a donar sangre. Recuerdo no poderme despegar de la tele, cambiando entre las diversas cadenas porque TODAS habían cortado la programación normal para hablar de los atentados.
¿Qué ha pasado? ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué el mayor terremoto de la historia de Japón no es importante? ¿Por qué el tsunami no merece atención? ¿En qué clase de sociedad hemos mutado?
Siempre he dicho que cada cual tiene la televisión que se merece. Los programas sólo sobreviven en antena si cuentan con el apoyo de la audiencia, si a las cadenas les merece la pena mantenerlos. Eso quiere decir que desde el viernes, merece más la pena que sepamos todos los detalles de la escabrosa separación del periodista del corazón y, sobre todo, si su futuro ex-marido se folla a mujeres porque realmente no es gay o es sólo por dinero. No importa que haya explosiones, riesgos de fusiones, o miles de muertos, desaparecidos y desplazados. No importa que tres días después siga habiendo réplicas de hasta magnitud 6, o que se espere un terremoto nuevo de una magnitud de 7 antes del miércoles (70% de probabilidades, dicen los japos). No importa que toda una población esté teniendo un comportamiento ejemplar, que las fuerzas de seguridad hayan conseguido rescatar a más de 3.000 personas de las garras de la muerte. No importa que se estén partiendo el alma para conseguir meter agua de mar en un reactor y que no haya una catástofre nuclear. Nada importa. Sólo nos interesa la casquería de los famosos, que por fin hay beso de la puta, digo cantante de vocoder con el futbolista putero, o si la baba de caracol realmente hace que la Lomana se coma una hamburguesa.
Y no tiene sentido. Soy defensora de la televisión como diversión, y estoy enganchada a telebasura como la que más. No me pierdo Princesas de Barrio ni aunque me maten, y seguí con terrible interés las andanzas de Arturo pito duro y la pija de Sevilla. Necesito una televisión que, después de un día duro, simplemente entretenga sin más, y me proporcione mierda que olvidar antes de meterme en la cama. Pero hay días y días. Y un terremoto de 9 creo que es suficientemente importante como para cubrirlo un poco.
Y encima, lo que es peor, cuando en las noticias se molestan en mirar al este, lo que te encuentras es más casquería. Anoche, viendo el informativo de Cuatro, casi vomito bilis del cabreo que pillé. Tienen los cojones de dejar caer, veladamente porque ni siquiera tienen los huevos de decirlo en voz alta, que la situación en Fukushima es culpa del gobierno nipón. Por lo visto, un terremoto de 9 y un tsunami de olas de 10 metros no es lo que realmente ha causado el problema en la central. El problema es que el gobierno no ha reaccionado a tiempo. ¿Cómo cojones quieren que actúen más rápidamente? ¡¡¡Las putas olas han arrasado 10 km tierra adentro!!! ¿En qué momento van a poder actuar más rápido? ¡¡¡Es que eres gilipollas, periodista de mierda!!!
La verdad es que nunca me han caído bien los periolistos. Y menos los que tenemos que sufrir últimamente. Por un lado, becarios que deben cobrar una mierda y que trabajan acorde al sueldo, que no saben vocalizar ni redactar. Y por otro, chicas monas que, como en el caso de la del beso en el Mundial, no tienen ni la carrera, y que están donde están por una cara bonita, unas buenas tetas, o unas rodillas especialmente resistentes. A éstas, curiosamente, tampoco parece dárseles bien la gramática ni la ortografía, pero la lengua la deben dominar que da gusto. Es lamentable la manera de hablar de los periodistas de televisión, y creedme, lo he vivido, verles escribir es aún más escalofriante. Tenerle que corregir a un periodista muy muy conocido y respetado las faltas de ortografía te hacen perder la fe en ese gremio. Ver cosas como la grabación de la "confesión" de la mujer del asesino de la niña de Mari Luz, es repugnante.
Pero es que, además, ahora ya ni informan de las noticias que importan. Porque por lo visto, que el eje del planeta entero se mueva, es lo de menos. No vamos a cortar la programación. ¿Que Japón entero se ha desplazado? ¿Cuál es el problema?
No quiero pensar que el tema sea una cuestión de quién importa más, y por eso en unos casos sí haya cobertura mediática y en otros no. Que América interese más que Japón. Pero esa teoría me daría un poco de esperanza en este país. Lamentablemente, creo que simplemente, somos patéticos. Sin más. Y tenemos la tele que nos merecemos. ¡Arriba la Esteban!