27 abril, 2011

Ella

Ya nada importaba. Ni siquiera correr. El deseo de cambiar, de comenzar de cero, de ser otra persona también había sido pisoteado. Ya ni eso le quedaba. Y lo peor es que no sentía dolor por esa pérdida, ni por ninguna otra. No sentía nada. Tan sólo esa profunda tristeza que todo lo anestesiaba. Capaz de matizar de gris hasta el negro más oscuro. Capaz de matarla, sin obligarla a cerrar los ojos.

Siempre le habían dicho lo fantástica que era, lo asombrosa que era, lo maravillosa que debería ser la vida estando en sus zapatos. Fuerte, abierta, simpática... Y ella lo creía. No tenía esa manida sensación de llevar una máscara. Esa era ella. Pero ya no lo era. No era maquillaje, no era una mentira. Simplemente, no podía más. Por no poder, ni siquiera sabía ya llorar.

Y ese día despertó naufragando en un océano inmenso. Y no le importó. Ya nada importaba. Ni siquiera tuvo consciencia de si abría o no los ojos. No le importaba tan siquiera eso. Pero no quería morir. Eso hubiera implicado una mínima chispa de energía, un mínimo deseo de voluntad. Y eso era todo lo que le faltaba. No haría nada, no sentiría nada, porque ya nada importaba.

"Te quiero" susurró una voz grave en su oído, tratando de no despertarla. Y esas palabras, una vez más, la encadenaron al deseo. Y volvió a ser esclava de la vida, esclava de la luz. Volvió a ponerse en pie, porque no todo daba igual, al fin y al cabo. Aún quedaba algo que sí tenía importancia.

26 abril, 2011

Soy una psicópata asesina, o lo que es lo mismo, juego al rol.

Hoy estaba leyendo un blog que trata sobre temas roleros, y en un post concreto me ha asaltado una epifanía. Joder, llevo más de 10 años jugando a esto... Eso es una pasada de tiempo.

Luego he recordado quién forma mi grupo habitual... y me he dado cuenta de que los 12 años que yo llevo jugando son una puta mierda cuando te juntas con gente que ha hecho sus primeras tiradas de dados en D&D 1ª edición y que entiende los chistes de Gaygax de los Simpsons... Pero coño, aún así, me siento orgullosa, que son un cojón de años :P.

Un día me preguntó un compañero de clase a qué juegos había jugado... termino antes haciendo la lista de aquellos a los que no juego. Casi todos somos masters en un momento u otro, y todos de juegos diferentes, por supuesto. Así que tenemos un amplio abanico donde elegir.

Pero yo tengo un secreto inconfesable. A pesar de que mi primera partida fue de Stormbringer, yo debo mi presencia en este mundo a ese gran juego que ha conseguido lo que ningún otro... la presencia de la mujer en las partidas de rol :P. Me refiero a Vampiro, por supuesto. Yo, como el 99% de las tías, entramos en esto porque Vampiro mola, porque es la imagen que tenemos de las novelas de Anne Rice, vampiros sensuales, poderosos y molones. Y así comienzas a picar. Pero afortunadamente, y no como el 90% restante de las féminas, cuando terminó (o se relajó) la fiebre Vampiro, yo me quedé, y seguí jugando. Y ahora... francamente, no me imagino un finde sin su partidita. Y no por la partida en sí, sino por todo el ritual. Quedar con los colegas, la birra fría, las bolsas de patatuelas, pedir la cena por teléfono...

Cuando yo comencé a jugar, quedábamos en casa de un amigo cuyos padres pasaban de todo. Era grande, podíamos jugar sin problemas de ruido, y sus padres no incordiaban. En aquellos momentos la verdad es que el tema cervecitas no aparecía todavía, que una a sus tiernos 18 añitos se portaba bien y todo. Ahí comencé con Stormbringer a dar espadazos a demonios y a abrir cerraduras para rastrear trampas. Adoraba ese juego, aunque luego se reveló como una gran mierda :P. Pero qué iba a saber yo entonces... Recuerdo como si fuera ayer la voz de la madre de mi amigo, cuando me acercaba a la puerta para marcharme. "¿Quién ha ganado? - Nadie, aquí no gana nadie. Ahh...". Y así semana tras semana, "¿quién ha ganado?". Hasta que fue más fácil ir diciendo nombres aleatoriamente :P.

Después este amigo me dejó el Pendragón, juego ambientado en la corte del rey Arturo. El sistema es lamentable, y el juego aburrido de pelotas, pero... ¡¡¡Estábamos en Camelot!!! Fue mi primera partida como master, y el primer desastre... pero de todo se aprende.

Y después... después llegó lo más grande. Vampiro: La Mascarada. Lo reconozco, el sistema cojea, la ambientación puede ser bizarra a veces, hay clanes que no deberían existir, los suplementos se han convertido en un infierno... Pero todo me da igual. Es y será siempre mi juego favorito. Me da igual que sea Mascarada, Edad Oscura o situar las partidas básicamente en la época que yo quiera. Me flipa, me encanta y es el juego con el que más disfruto. En él conseguí mis primeros éxitos como máster, partidas que aún se recuedan con cariño, momentazos históricos y epic fails que pasarán a la historia. Conozco cada regla, cada senda, cada personaje... y me encanta.

Alatriste, Arcana Mundi, Piratas, Warhammer, Leyenda de los 5 anillos, D&D son sólo algunos de los otros juegos a los que estamos jugando ahora, algunos de los que hemos probado. Sí, soy una newbie todavía si se me compara con algunos de mis compañeros de batallas. Pero... llevo ya 12 años disfrutando de este maravilloso entretenimiento. De los amigos, las birras y las pizzas a media noche. Y francamente, no me siento una psicópata.

Pero sí es cierto que aún hoy, tantos años después de que un desequilibrado cometiera unos crímenes usando el rol como excusa, todavía te miran raro cuando dices que juegas al rol. Y hasta he tenido que escuchar el "uys, con lo normal que pareces...". Soy normal, joder. Bueno, o todo lo normal que cualquier ser humano puede llegar a ser. No voy a convertir esto en una apología de los juegos de rol, sencillamente porque no lo necesitan. Es más un post recuerdo, un momento más de esta nostalgia que me posee en primavera. De esa añoranza de Claudia, la pícara ladrona. O de Selene, la Tremere arqueóloga. O Diego, mi mejor obra, ese Ventrue con camino de los reyes. O Tito, mi senador fiestero. Todos esos personajes que tanta diversión y buenos momentos me han dado. Y las enormes pifias que he hecho, que también las ha habido. Y lo que nos reímos ahora cada vez que las recordamos.

Buenos momentos con la mejor compañía, en definitiva. De eso se trata el rol, para quien no lo sepa. De disfrutar con los amigos.

01 abril, 2011

La primavera

No debería pillarme desprevenida, pero todos los años lo hace. Siempre parece que no, que este año va a ser diferente. Que por fin me he quitado la tontería de encima... Pero no es así. Todos los años llega la primavera y yo... yo la lío.

Astenia primaveral, creo que lo llaman. Yo lo llamo la depre de primavera. O más bien, que paren el mundo que yo me bajo. O me bajan a ostias, que viene a ser lo mismo. Los síntomas, entre otros, son falta de energía y motivación e irritabilidad. Estos son los míos. Y los sufro en una medida... alarmante.

Cuando llega el buen tiempo no me apetece hacer nada. Pero nada de nada. Todo lo que implique más énfasis que crear piel y respirar, me supone un reto tremendo. Sólo me activo para una cosa... tocar los cojones. Así es. La irritabilidad, esa gran desconocida. Tengo mala leche, eso es algo crónico, no estacional. Peeeero, en primavera todo me molesta, y lo que es peor, soy incapaz de refrenarme. ¿Por qué no, si todo importa una mierda? Y sólo después, en frío, me doy cuenta de la que he liado.

Y todo esto viene porque yo este año pensaba que lo estaba llevando bien, que apenas me afectaba. Pero ayer la lié en el Facebook de un amigo. Entré con saña y sin motivo a por un tipo, al que no conozco de nada, y que no me había hecho nada. A hacer sangre. Sin preguntar si a mi amigo le importaba y sabiendo que, con toda seguridad, le ponía en una situación desagradable... Pero todo eso lo vi después, cuando recapacité.

Y me jode. Me jode perder el control de ese modo, dejarme llevar, estar de tan mala ostia que no me aguanto ni yo. Me jode afectar a los que me rodean, a mis amigos, con mis paranoias. Me jode esta inestabilidad... Y ya es tarde para hacer nada más que pedir perdón. Al menos en ese caso.

Este año, lo bueno es que me he dado cuenta antes. Y me he dicho, Take it easy, nena. Respira, controla, y sobre todo... ¡aléjate de las redes sociales! Es tan fácil liarla sólo por liarla cuando quien está al otro lado te importa una mierda... cuando ni siquiera lo conoces. Hasta que ves que hay un nexo común que es al que jodes.

Así que... calma zen, nena. Relax, respirar, pensar dos veces antes de decir algo, conocer que eres una jodida borde y que a veces, debes estarte calladita. Y si quieres liarla, escribe un blog. Aunque sea como una forma mediocre de disculpa. O para soltar babas negras, lo que sea. Pero aléjate de las redes sociales y de todo contacto con otras pobres almas incautas. Y además, así estudias, jodía...

Así que... lo siento mucho si estos últimos días he estado más borde de lo normal. Y siento si voy a estar menos visible un tiempo. Es un beneficio para todos...