Pues sí, yo lo tengo clarísimo, hay hombres a los que el look guarro les sienta de maravilla. Que si van limpitos y aseados no tienen el más mínimo atractivo, pero es ponerles una capa de mierda encima y se convierten en irresistibles.
Me refiero a gente como Viggo Mortensen, por ejemplo. Cuando sale de guapito en películas, es lamentable. Pero es meterle en el Señor o en la nueva que acaba de estrenar, The Road, y ya la cosa cambia una barbaridad.
Yo siempre diré que mi escena erótico-festiva favorita del Señor es esa en la que Aragorn entra abriendo las puertas dobles enormes del Abismo de Helm hasta donde está Théoden, rey de Rohan. Tiene de todo, testosterona a rabiar y... bueno, vale, sólo tiene testosterona a rabiar, pero me encanta, es lo que hay.
Pues eso, yo desde pequeñita siempre preferí un guarrete que sepa llevar la roña (afortunadamente, en el cine el tema de los olores está controladísimo), que un niño bonito repeinado... Eso sí, como digo, roña deluxe, de la de diseño, nada de maloliente, que con eso sí que no puedo :S.
Estoy vaga, no me apetece escribir mucho, pero tampoco quiero abandonar el blog del todo o caerá en el olvido...
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