Pues nada, aquí estamos de nuevo, después de bastante tiempo. Pero la verdad es que ya tocaba.
Como he dicho varias veces, las Navidades y yo no nos llevamos bien. Ahora parece que eso está de moda, pero yo llevo odiándola desde que decir algo así provocaba que todo el mundo te mirara como si acabaras de confesar que habías matado un bebé o un perrito...
Tengo que reconocer que este año no ha sido especialmente mala. Tampoco especialmente buena... En fin, digamos que es posible que pronto pueda hasta decir que, para mí, la Navidad es una época del año como otra cualquiera...
A parte de eso, sigo con mi recuperación tras la operación. Eso también ha influído muchísimo en mi silencio. Han sido tres meses desde la operación muy complicados y difíciles. He pasado por momentos en que lo llevaba bien a pesar de que era duro y por otros en que no podía parar de llorar. Ha sido complicado, pero afortunadamente ya veo la luz al final del túnel. Ya puedo comer casi de todo, aunque en porciones ridículas y he perdido 16 kilos en tres meses, que no está nada mal. Vuelvo a mirarme en el espejo y ver una persona y no un coquete, así que eso me anima bastante. Además, ver que adelgazas a pesar de comer lo que quieres es una gozada, y te hace estar más predispuesta a seguir luchando.
Así que en breve me toca volver a currar, recuperar mi vida normal, las clases, los autobuses, mis lecturas...
Y hablando de mis lecturas. Este año, la lectura anual del Señor de los Anillos se ha retrasado un poco. Y es que Pérez-Reverte ha "decidido" publicar justo ahora, en Navidades, uno de sus libros recopilatorios de artículos, Cuando éramos honrados mercenarios. Y claro, no he podido evitar hincarle el diente en cuanto ha caído en mis manos.
Joder, no sé qué tiene este hombre, pero me revuelve algo muy dentro cada vez que le leo. Es capaz de, en tan sólo página y media, hacerme sonreír, llorar, desesperarme, odiar, amar, despreciar... Es increíble cómo provoca todo eso con ese estilo seco suyo, que parece un tiro. Y que es un tiro, directo a las tripas y a la conciencia de quién le lee... Tengo que comentar en más profundidad un par de artículos que me han tocado la fibra, pero lo dejo para más adelante, ahora no es el momento.
Este es uno de esos post en los que hablo de todo y de nada, en los que realmente no estoy inspirada, pero necesito escribir. Y ya era hora, porque echaba mucho de menos a mis musas, a esas que me obligan a coger el teclado sea como sea (como ahora, que estoy en medio de una partidita de rol :P), y escribir sobre lo que sea. Pero escribir :).
Y bueno, no tengo mucho más que decir. Que como siempre, prometo escribir más y mejor, y como siempre, inclumpliré mis propias promesas. Pero lo importante es proponérselo ¿no? Pues eso.
He vuelto, y estoy aquí para quedarme. Preparaos.
Como he dicho varias veces, las Navidades y yo no nos llevamos bien. Ahora parece que eso está de moda, pero yo llevo odiándola desde que decir algo así provocaba que todo el mundo te mirara como si acabaras de confesar que habías matado un bebé o un perrito...
Tengo que reconocer que este año no ha sido especialmente mala. Tampoco especialmente buena... En fin, digamos que es posible que pronto pueda hasta decir que, para mí, la Navidad es una época del año como otra cualquiera...
A parte de eso, sigo con mi recuperación tras la operación. Eso también ha influído muchísimo en mi silencio. Han sido tres meses desde la operación muy complicados y difíciles. He pasado por momentos en que lo llevaba bien a pesar de que era duro y por otros en que no podía parar de llorar. Ha sido complicado, pero afortunadamente ya veo la luz al final del túnel. Ya puedo comer casi de todo, aunque en porciones ridículas y he perdido 16 kilos en tres meses, que no está nada mal. Vuelvo a mirarme en el espejo y ver una persona y no un coquete, así que eso me anima bastante. Además, ver que adelgazas a pesar de comer lo que quieres es una gozada, y te hace estar más predispuesta a seguir luchando.
Así que en breve me toca volver a currar, recuperar mi vida normal, las clases, los autobuses, mis lecturas...
Y hablando de mis lecturas. Este año, la lectura anual del Señor de los Anillos se ha retrasado un poco. Y es que Pérez-Reverte ha "decidido" publicar justo ahora, en Navidades, uno de sus libros recopilatorios de artículos, Cuando éramos honrados mercenarios. Y claro, no he podido evitar hincarle el diente en cuanto ha caído en mis manos.
Joder, no sé qué tiene este hombre, pero me revuelve algo muy dentro cada vez que le leo. Es capaz de, en tan sólo página y media, hacerme sonreír, llorar, desesperarme, odiar, amar, despreciar... Es increíble cómo provoca todo eso con ese estilo seco suyo, que parece un tiro. Y que es un tiro, directo a las tripas y a la conciencia de quién le lee... Tengo que comentar en más profundidad un par de artículos que me han tocado la fibra, pero lo dejo para más adelante, ahora no es el momento.
Este es uno de esos post en los que hablo de todo y de nada, en los que realmente no estoy inspirada, pero necesito escribir. Y ya era hora, porque echaba mucho de menos a mis musas, a esas que me obligan a coger el teclado sea como sea (como ahora, que estoy en medio de una partidita de rol :P), y escribir sobre lo que sea. Pero escribir :).
Y bueno, no tengo mucho más que decir. Que como siempre, prometo escribir más y mejor, y como siempre, inclumpliré mis propias promesas. Pero lo importante es proponérselo ¿no? Pues eso.
He vuelto, y estoy aquí para quedarme. Preparaos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario