08 abril, 2008

Preparada para la guerra

Pues sí, lo tengo claro. Si algún día tengo que ir a la guerra, yo ya voy sobradamente preparada... Mi barrio es único para eso... Me explico.

Imaginad ante vosotros una enorme pradera, y justo a la entrada un cartel: Campo de minas. ¡¡No hay problema!! ¿Qué es un campo de minas si lo comparas con todas las mierdas de perro que hay en las aceras de mi barrio? No es exageración... hoy por la mañana, en ese momento en que las legañas no te dejan abrir el ojo, he contado 5 deposiciones caninas de diferentes texturas y tamaños (el estudio de los estómagos animales lo haré otro día, que anda que no se aprende ná...) en menos de 10 metros... Eso hace una media de mierda cada dos metros. Pero no, ojalá fuera tan fácil... los simpáticos dueños de los perritos hacen que estos se pongan a miccionar (y lo que no es miccionar) en cadena y haciendo dibujitos. Tenemos así tres de estas bellas esculturas urbanas colocadas de tal modo que son imposibles de esquivar y tienes que dar un ágil salto... A las 8 de la mañana y lloviendo, tócate los cojones... Vamos que ríete tú de los campos de minas...

Pero eso no es todo. Cuando has sobrepasado el entrenamiento de las armas antipersonas, te asalta el ejército zombie... Sí, sí, debo ser el único barrio del mundo que cuenta con su propio ejército de zombies, los yonkis. ¿A qué pensábais que los yonkis eran ochenteros? Pues no, algunos, pocos pero suficientes, han conseguido sobrevivir gracias a la metadona... Y todos viven en mi barrio.

Así que cuando consigues saltar/esquivar/fulminar las minas antipersona, te ataca inmediatamente una perfecta fila ordenada y coordinada pidiendo dinero para comer... Me darían pena si no fuera porque el líder es mi vecino y se que para comer precisamente no le falta...

Así que ahí estoy, luchando contra los ejércitos enemigos, que son espectros del anillo de poder (metadona!!!), que ansían y odian el objeto que les ha convertido en lo que son, pero poderosos en su maldad (sí, aún a día de hoy te sacan la jeringuilla y te amenazan con pegarte el SIDA...). Mientras esquivo mierda, claro, que como te descuides...

Ahhh, y no olvidemos a la caballería, en forma de jóvenes bakalas de 15 años, embutidos en vaqueros de cintura baja y con más peso en oro que en cerebro (aunque eso es fácil), que cabalgan a lomos de una vespa, de esas a las que hasta yo puedo ganar corriendo (y correr no es lo mío, francamente...). Pero ahí van, como si fueran la élite del ejército prusiano, dando caña al acelerador para demostrar que han tuneado el silenciador... vamos, que lo han quitado... Y lo que es peor. ¿A qué todos escucháis en vuestra mente la cabalgata de las Valkirias cuando os imagináis una carga de caballería? Pues yo no tengo que imaginarlo, no... Antes de verlos oigo su inexistente silenciador y, lo que es peor, el móvil a todo trapo!!!! ¡¡Con altavoces!! Pero por favor, si parecen los raperos de los ochenta con el loro al hombro... ¿Quién coño se compra altavoces para el movil?

Pues ahí estoy, viviendo en un barrio estupendo, con una arquitectura moderna y funcional, bonita, zonas ajardinadas y sitio para aparcar... En teoría tendría que ser el barrio perfecto, lo suficientemente cerca del centro como para sentirse en la ciudad, y lo suficientemente alejado como para que sea tranquilo... Claro, si no estuviéramos en guerra...

A veces pienso que debería salir de casa con un chaleco de kevlar, pero... ¡¡seguiré pisando una mierda de perro!!

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