19 marzo, 2009

Esto en mis tiempos no pasaba...

Algo que siempre he echado de menos en mi infancia-adolescencia es esa cosa tan típica de enamorarte de un profesor... Tanto en mi cole como en el insti, nunca jamás ha habido nadie que despertara ni remotamente mis hormonas... Pero no sólo a mí, sino en general. El único profesor del insti que tenía un cierto atractivo era de cuarentaytantos y con más pluma que los de Chueca... Eso sí, tenía un novio jovencito que estaba tremendo. Pero no se lo traía a clase, claro. Y ese era el más joven, imaginad el resto...

Pues bien, yo para ir de mi casa al metro paso siempre por delante del insti, y ahora las cosas han cambiado una barbaridad. Desde hace un par de años las niñas de las hormonas locas tienen dos pedazo de monumentos para regocijarse mientras dan clases. No tengo ni idea de qué clases dan, aunque sospecho que uno da gimnasia, porque siempre va en chandal (sí, puntazo negativo, qué se le va a hacer...). Además, estos dos son cada uno de su padre y de su madre, así que seas del palo que seas, tienes profe tío bueno para ponerte las botas, metafóricamente, claro.

Uno de ellos es un mulato tremendo, con unos ojos grises que quitan el sentido. Juro que son grises, que un día el pobre ya se tuvo que mosquear porque me quedé flipada mirándole a los ojos. Es un color alucinante, y claro, con la piel morena, resaltan una barbaridad... Antes llevaba unas rastas rubias, lo cual me hacía pensar "qué desperdicios de ojos en alguien tan guarro". Y es que lo siento, pero las rastas me dan un asco terrible. Pero asco, asco, de esos de "como me toque ese con las rastas se las quemo con el mechero"... Pero un día apareció y se había quitado el nido mierda de la cabeza, y aparecía con unas trencitas muy cortitas. Y claro, ahí es cuando los ojos hicieron juego con el resto... Tremendo, en serio. Y es el que siempre va con chandal... Y digo yo que será de gimnasia porque el tío es de los que tienen tabletita de chocolate (sí, el verano es muy malo y te hace sudar, y qué mejor modo de limpiarse el sudor que con la camiseta mientras vas camino al metro rodeado de mujeres babeantes...).

Pero el otro, ayssss, el otro. El otro profe es mi favorito, y si ese hubiese estado en mi época, me declararía firmemente enamorada de mi profesor. El otro es un vikingo, tal cual. Increible... Rubio como la cerveza, con perilla, grandote en el sentido de Rusell Crow, con el pelo por los hombros... Y viste muy estupendamente, al estilo vikingo, vakeros, botas y camisetas... Tremendo, pero tremendísimo.

Y digo yo, ¿qué hice tan mal para que estos estén ahora y no en mi época? Por favor, yo quiero un profe vikingo, es que es alucinante... Y encima tiene pinta de ser simpático, que la gente que va con él siempre está riéndose... Así están las niñas del insti, con las hormonas revolucionadas, pero es que es normal, si tienen para todos los gustos, menú a elegir...

Aysss, qué mala es la envidia...

2 comentarios:

Gloria dijo...

Yo quiero... ¿donde hay que apuntarse para que me toque un profe macizorro? De toda la facultad había uno, UNO que estaba como un queso. El resto... blegh. Y del Instituto mejor ni hablo :(

Gloria dijo...

Y añado...

Acabo de buscar una foto del queso de la facultad en google, y la madre que me parió, qué mal ha envejecido, por diosdelamorhermoso...