Bueno, sé que debería haber hecho esto antes, pero entre la falta de tiempo y que cada vez me cuesta más encontrar las ganas para escribir (y eso me preocupa una barbarie, espero que sea una racha más), no lo he hecho hasta ahora.
Pero aquí está, el post (o los cuatro post más bien :P) con toda la historia de nuestro viaje a la Ciudad Eterna. Lo primero que tengo que decir es que me he enamorado de esa ciudad, ¡me encanta! Es pequeña (la parte turística), accesible a pie, todo perfectamente indicado y bueno... es mágica, sin más. Pasear por sus calles es una maravilla, el carácter de la gente es muy parecido al español y, además, como parecíamos italianos, no nos han tratado en ningún sitio como a turistas idiotas, con lo cual, no hemos tenido nada más que una mala experiencia en cuanto a intento de timos y demás. No me había ido y ya quería volver...
Pero entremos al tema, que si no...
Bueno, el viaje comienza en Madrid, compañía aérea Low Cost (una mierda), viaje de dos horas y cuando nos faltan 20 minutos para aterrizar en Ciampino, el comandante dice que está nevando en Roma y que vamos a esperar esos 20 minutos antes de aproximarnos. Si no puede aterrizar, iríamos a Fiumicino. Pasado ese tiempo, nos dice que esperamos otros 20 minutos... Y al final, nos toca poner rumbo a Fiumicino. Eso ya me jode un poco los planes, porque con lo histérica que soy, ya había organizado todo el planing (ver post anterior :P) y claro, salíamos de Ciampino. Pero bueno, decidí respirar y no empezar con mal pie el viaje.
Aterrizamos al fin en Fiumicino sin excesivos problemas, salimos del avión y allí que nos vamos. Llegamos a la estación de tren, compramos billetes para Termini, y cuando nos vamos a montar en el tren nos enteramos de que, por la nevada, se había caído el tendido eléctrico y los trenes no circulaban... Cojonudo, una pasta perdida en billetes ¬¬. Hacemos una cola kilométrica en el puesto de información, con momento alemana-me-hago-la-despistada-y-trato-de-colarme, y cuando llegamos a ventanilla nos dicen que los billetes se devuelven en otra (con otra cola) y que si queremos coger el autobús (único medio de salida del aeropuerto) tenemos que correr porque sale ya. Vale, pasamos de los billetes, dame otros para el bus, que estoy hasta la polla. Corremos hasta el bus, y por fin nos ponemos en marcha hacia Roma!!!! ^_^
Y nada, empezamos a mirar alucinados por la ventana. Parecía que no habíamos salido de España, todo era super parecido... incluyendo la nieve, jejejeje. 25 años hacía que no nevaba en Roma y tenemos que ir justo cuando lo hace :). Pero bueno, el camino fue chulísimo. Y por fin entramos en Roma por la puerta de San Paolo, pasando por la Pirámide de Casio Cestio. No tengo fotos porque la cámara iba en la maleta y con las prisas no la había sacado. Pero iba con la boca abierta. Como marchábamos en dirección a Términi, acabamos pasando por la parte clásica, y fue lo más brutal, ver aparecer delante de tí el Coliseo, con toda su imponente silueta, rodearlo a escasos metros (casi parecía que podías tocarlo si sacabas la mano por la ventanilla), uffffff, demasiado para el cuerpo.
Llegamos al fin a Termini, y allí tuve que recolocar todo nuestro itinerario. Habíamos perdido horas preciosas, así que decidimos dejar las maletas en consigna y, como para ir al hotel teníamos que volver a la estación, empezar a ver la ciudad sin más. Y así lo hicimos. A pie, claro. Lo primero que íbamos a ver, Miguel Ángel por supuesto. El Moisés de la tumba de Julio II, en San Pietro in Vincoli. Pero de camino pasamos por la portada de la basílica de Santa Maria Maggiore.
Pero aquí está, el post (o los cuatro post más bien :P) con toda la historia de nuestro viaje a la Ciudad Eterna. Lo primero que tengo que decir es que me he enamorado de esa ciudad, ¡me encanta! Es pequeña (la parte turística), accesible a pie, todo perfectamente indicado y bueno... es mágica, sin más. Pasear por sus calles es una maravilla, el carácter de la gente es muy parecido al español y, además, como parecíamos italianos, no nos han tratado en ningún sitio como a turistas idiotas, con lo cual, no hemos tenido nada más que una mala experiencia en cuanto a intento de timos y demás. No me había ido y ya quería volver...
Pero entremos al tema, que si no...
Bueno, el viaje comienza en Madrid, compañía aérea Low Cost (una mierda), viaje de dos horas y cuando nos faltan 20 minutos para aterrizar en Ciampino, el comandante dice que está nevando en Roma y que vamos a esperar esos 20 minutos antes de aproximarnos. Si no puede aterrizar, iríamos a Fiumicino. Pasado ese tiempo, nos dice que esperamos otros 20 minutos... Y al final, nos toca poner rumbo a Fiumicino. Eso ya me jode un poco los planes, porque con lo histérica que soy, ya había organizado todo el planing (ver post anterior :P) y claro, salíamos de Ciampino. Pero bueno, decidí respirar y no empezar con mal pie el viaje.
Aterrizamos al fin en Fiumicino sin excesivos problemas, salimos del avión y allí que nos vamos. Llegamos a la estación de tren, compramos billetes para Termini, y cuando nos vamos a montar en el tren nos enteramos de que, por la nevada, se había caído el tendido eléctrico y los trenes no circulaban... Cojonudo, una pasta perdida en billetes ¬¬. Hacemos una cola kilométrica en el puesto de información, con momento alemana-me-hago-la-despistada-y-trato-de-colarme, y cuando llegamos a ventanilla nos dicen que los billetes se devuelven en otra (con otra cola) y que si queremos coger el autobús (único medio de salida del aeropuerto) tenemos que correr porque sale ya. Vale, pasamos de los billetes, dame otros para el bus, que estoy hasta la polla. Corremos hasta el bus, y por fin nos ponemos en marcha hacia Roma!!!! ^_^
Y nada, empezamos a mirar alucinados por la ventana. Parecía que no habíamos salido de España, todo era super parecido... incluyendo la nieve, jejejeje. 25 años hacía que no nevaba en Roma y tenemos que ir justo cuando lo hace :). Pero bueno, el camino fue chulísimo. Y por fin entramos en Roma por la puerta de San Paolo, pasando por la Pirámide de Casio Cestio. No tengo fotos porque la cámara iba en la maleta y con las prisas no la había sacado. Pero iba con la boca abierta. Como marchábamos en dirección a Términi, acabamos pasando por la parte clásica, y fue lo más brutal, ver aparecer delante de tí el Coliseo, con toda su imponente silueta, rodearlo a escasos metros (casi parecía que podías tocarlo si sacabas la mano por la ventanilla), uffffff, demasiado para el cuerpo.
Llegamos al fin a Termini, y allí tuve que recolocar todo nuestro itinerario. Habíamos perdido horas preciosas, así que decidimos dejar las maletas en consigna y, como para ir al hotel teníamos que volver a la estación, empezar a ver la ciudad sin más. Y así lo hicimos. A pie, claro. Lo primero que íbamos a ver, Miguel Ángel por supuesto. El Moisés de la tumba de Julio II, en San Pietro in Vincoli. Pero de camino pasamos por la portada de la basílica de Santa Maria Maggiore.
Tras probar nuestro primer caffé latte en la ciudad eterna,
Y tras este completito día, completamente muertos, nos volvimos a Termini. Cogimos las maletas de la consigna, nos compramos unos sandwiches (exquisitos!!!!) de mozzarela y pomodoro en el super de la estación, una Fanta de naranja sanguina (no sé por qué no la traen aquí, está de muerte!!!!) y nos preparamos para llegar al hotel.
Nuestro hotel estaba fuera de Roma. Teníamos que coger una de las dos líneas de metro de Roma hasta el final y allí coger un autobús. Le preguntamos a un señor que tenía buena pinta (estábamos en los suburbios, todos eran jonys y vanes :P), y él, super amable, nos llevó hasta la misma puerta del hotel... por unos lugares oscuros, sin nada, todo descampado... Pensábamos que nos iban a hacer un secuestro exprés, jajajajaja. Pero no, es que cogimos un hotel de lo más chungo. Bueno, el hotel era estupendo, pero la zona era chunga chunga :P. Nos encantaba!!!! :)
Nos dimos una ducha laaaaaaarga y calentita, descargamos las fotos a Ufuuu (léase el miniportátil de mi legítimo), y nos fuimos a dormir porque estábamos demasiado cansados. Y al día siguiente nos teníamos que levantar a las 6:30...
Nuestro hotel estaba fuera de Roma. Teníamos que coger una de las dos líneas de metro de Roma hasta el final y allí coger un autobús. Le preguntamos a un señor que tenía buena pinta (estábamos en los suburbios, todos eran jonys y vanes :P), y él, super amable, nos llevó hasta la misma puerta del hotel... por unos lugares oscuros, sin nada, todo descampado... Pensábamos que nos iban a hacer un secuestro exprés, jajajajaja. Pero no, es que cogimos un hotel de lo más chungo. Bueno, el hotel era estupendo, pero la zona era chunga chunga :P. Nos encantaba!!!! :)
Nos dimos una ducha laaaaaaarga y calentita, descargamos las fotos a Ufuuu (léase el miniportátil de mi legítimo), y nos fuimos a dormir porque estábamos demasiado cansados. Y al día siguiente nos teníamos que levantar a las 6:30...
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