12 junio, 2007

El Zen ha muerto, viva el Zen

Pues aunque el título lleve a equívocos entre filosofía oriental y regicidios, no, no me he vuelto loca. El título viene por ese reproductor de mp3 de la marca Creative llamado Zen del que vengo disfrutando de unos tres años. Pues bien, mi preciosa monada morada ha muerto U_U. Y las desgracias no vienen solas, no señor. Ayer mi PC de sobremesa decidió dejar de prestar el servicio que tan fielmente estaba desempeñando hasta ahora. Así que me he encontrado en cuestión de horas sin los dos aparatejos que me son más imprescindibles.

Lo del PC me preocupa, pero no mucho. Todos mis archivos los tengo en un disco duro secundario, así que perder, perder, no he perdido nada, excepto dinero claro. O se me ha petado el disco duro o ha sido la placa. En cualquier caso, mañana lo llevaré a arreglar. La buena noticia es que el wifi funciona aunque no esté encendido el PC, así que gracias al portátil, sigo conectada.

Pero lo que sí me preocupaba era lo de mi Zen, mi querido Arwen (sí, a todo le llamo Arwen :P). Empezó a sonar mal una mañana, lo llevé a reparar y me han dicho que no hay solución, agonizará poco a poco, me ha abandonado peleando su última batalla en el metro de Madrid (porque el metro de Madrid vuela, pero meterte en él es ir a la guerra día tras día). Así que ahí estaba yo esta mañana, sóla y abandonada, teniendo que escuchar el sonido de la respiración del tío de atrás en mi cogote, la absurda conversación de la rubia de bote que estaba tratando de ligar con el jefecillo de turno, la maruja que llevaba al niño al colegio, las dos "juanis" tuneras repugnantes que hablaban de partirle la cara a la Vane como vuelva a mirar a su churro (lo juro, no es un tópico, esta mañana me he encontrado con esas dos O_o), y un largo etcétera de la peor calaña que puebla el suburbano de la capital. Y no lo he podido aguantar, tras una terrible crisis en que casi me arranco los pelos al más puro estilo plañidera, he decidido dejar descansar en paz a mi Zen, y llevar a casa a su hermano mayor.

Así que nada, aquí os presento al nuevo Arwen, ese compañero inseparable que me permitirá imaginar que cabalgo a la batalla con los Stark para derribar del Trono de Hierro al cruel Rey Jeoffrey (De Canción de Hielo y Fuego hablaré en otro momento), en lugar de rendirme a la dura realidad del asco que me da la gente que puebla Madrid.

No hay comentarios: