08 febrero, 2008

Romántica

Hacía días que quería escribir esta entrada, pero por un motivo u otro nunca lo hacía. O no tenía tiempo, o no tenía ganas o, aunque tenía la idea, no sabía muy bien cómo plasmarla. La verdad es que nunca me pongo a escribir con un guión pensado, pero sí se más o menos lo que quiero decir, aunque luego sean los hígados los que toman el control en la mayoría de los casos ;).

Pues bien, desde hace un tiempo vengo pensando en el Romanticismo. Pero no en el romanticismo de bombones y corazoncitos y regalitos del Corte Inglés. En el Romanticismo con mayúsculas, en el movimiento artístico, en Goethe y Friedrich... En ese romanticisimo...

Me he decidido a escribir porque desde hace unos meses, pocos, la verdad, me estoy sientiendo declaradamente romántica. Antes me consideraba idealista, con principios, luchadora... pero no, soy romántica, definitivamente. Y desde hace también un par de días, un compañero de clase (Luís, si lees esto que sepas que tú me has hecho escribirlo :P) me llama Romántica. Por casualidades de los estudios acabó en este blog (nota mental, tengo que dejar de hablar de arte aquí :P), y lo estuvo leyendo. Y me llama romántica desde entonces. Y lo hace en un tono que va desde el paternalismo a la censura, como si ser romántico fuera algo malo, o al menos, algo de lo que hay que curarse...

Y no, no quiero curarme, me gusta ser Romántica. Me gustan las causas perdidas, no lucharé en ninguna guerra que esté ganada. Me gusta pelear por los que no pueden hacerlo, por los que nunca podrán ganar. Siempre me he puesto del lado perdedor, siempre me ha gustado gritar que yo también formo parte de ese lado. Siempre me ha gustado Esparta y sus Termópilas, y el drama de mi vida es no haber nacido hombre en otra época, para poder vivir y morir peleando. Pero las batallas de hoy en día son otras, y en ellas ya no hay honor.

Vaya, esa también es una palabra que repito demasiado, honor. Y también me hace ser romántica, lo se. Pero es lo que hay. Me gusta el honor, quizá por ser algo ya desaparecido, o al menos, en peligro de estinción.

Me gustan las ruinas, lo gótico, lo triste. Me gusta estar sola, y pensar, quizá en nada importante, pero pensar. Muchas veces me he sentido sola, y lo sigo sintiendo. Se que nadie puede comprendernos en todo, que siempre queda una parte que es sólo para nosotros mismos y que jamás podremos compartir.

En definitiva, sí, soy romántica. Si eso es algo malo... bueno, estar orgulloso de ello también es ser romántico ¿no? Quizá en este mundo tan lleno de frikis orgullosos de serlo, de otakus gilipollas que no entienden lo que dicen adorar, y de que el ser raro esté moda, quizá en este mundo, decía, yo sea la realmente friki. Porque me siento decimonónica y romántica. Y tan feliz... es un decir ;).

Dedicado a Luis ^^.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola:

Enhorabuena por la entrada. Está escrita con sentimiento (primera condición del Romanticismo).

Somos muy pocos (siempre lo hemos sido). Perdedores, inadaptados... nos llaman. El Romanticismo fue (y es) una inversión de todos los valores: el ansia de la derrota, el sufrimiento de quien prefiere ser...

También en esta época somos capaces de sentir todos los extremos. (Y no es fácil cuando todo está dirigido de una forma u otra).

Saludos.